Nada se sabía de la madre felina de los pequeños minigatitos pero la constancia y la buena voluntad de algunos voluntarios de Madrid Felina hizo posible el reencuentro. Una voluntaria pensó que la gata volvería a por ellos cuando el colegio se quedase en silencio tras la hora de finalización de las clases. Y ciertamente así ocurrió… la madre felina apareció y cayó rápidamente en la jaula trampa que la esperaba en el mismo lugar en el que habían aparecido anteriormente sus pequeños.
Una vez juntos de nuevo la madre aceptó y lavó a sus cachorrotes, que a su vez se pusieron a mamar tan felices y contentos, luego se durmieron pegados a su mami después de un día muy intenso para ellos.
Cuando los niños de aquel colegio se enteraron de que los pequeños estaban bien y se habían reencontrado con su madre se pusieron muy contentos y les escribieron esta carta:
“Queridos gatitos:
Estamos muy contentos de que hayáis encontrado a vuestra mamá y os pedimos perdón porque os cogimos porque sois muy bonitos y muy suaves y no queríamos haceros daño y queremos que os hagáis grandes y por favor decidle a mamá que un tobogán es un poco peligroso y muchos besos de la clase de 5 años del cole de Palomeras Bajas y un beso a las señoras que fueron muy buenas y os cuidan”
Los tres pequeños gatines y su madre han ido creciendo sanos y felices en un jaulón hasta hacerse fuertes y grandes… ahora están disponibles para salir adoptados… pero antes de separarse tenían que hacer una visita para que nunca olvidaran de donde venían y quienes fueron los primeros que los encontraron… aquellos niños y aquella profesora que tanto les quisieron desde el primer momento. Así que algunos voluntarios de Madrid Felina hicieron este encuentro posible y les llevaron a aquel aula en el que pasaron su primer día entre humanos. Los niños estuvieron encantados de volver a verlos y los gatos disfrutaron mucho de tanto brazo, tanto mimo y tanta palabra bonita.
Gracias a una gran profesora, la clase de niños de 5 años de ese colegio madrileño han aprendido mucho sobre el amor y el respeto a los animales. Además, gracias a estos pequeños niños estos gatos están a buen recaudo, creciendo felices.
Esta es la historia de una madre felina que ahora se llama Oriwaka (que significa “alegría” en warao, tribu indígena que vive en el delta del Orinoco en Venezuela). Y de sus tres pequeños gatitos que son Arcoiris, Nika y Coco (los nombres fueron puestos por los mismos niños pequeños que los habían recogido y seguro que los llevarán orgullosos toda su vida).
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